viernes, julio 16, 2004

[columna 04] ¿te acuerdas de...? El vicio de la memoria.

Siempre he tenido miedo de perder la memoria de golpe, por eso desde la primera vez que poseí una agenda, como precaución he apuntado mi nombre siempre seguido de la  indicación: este soy yo.
 
Ahora, mi teléfono celular dice lo mismo y gracias a la tecnología, mi Palm también carga consigo este recadito que siempre dejo para mi uso personal. Un recuerdo de mi, por si acaso la memoria se me desprograma un día.
 
La memoria posee una función social incuestionable. La memoria colectiva hace que los vínculos sociales se vuelvan estrechos, agrupándonos y otorgándonos la sensación de pertenencia. Tener recuerdos en común nos liga como individuos de un grupo, a una historia en común y a rasgos que nos vuelven diferentes de todos aquellos que no han vivido mis recuerdos. Gracias a esto hemos desarrollado una culto a la memorabilia.
 
Las fotografías, los videos de eventos, las subastas de cosas usadas por personalidades, los objetos heredados por generaciones, todos ellos nos ubican dentro del largo camino colectivo que estás diseñado para valorar lo acontecido en el pasado.  Estamos dispuestos a pagar sumas millonarias por objetos cotidianos usado por fulanos, ya que dentro del conocimiento histórico colectivo esos objetos representan un momento específico. Basta ver la reciente subasta del balón pateado por Beckham con el cual falló un penalti decisivo. 
 
Nos reunimos a re-contar historias para revalidarlas en grupo, para construir una única memoria colectiva de los sucesos y así ir construyendo el pasado que justifique los momentos presentes. 
 
La memoria social e histórica, también se ve afectada por estos procesos de moldeamiento sistemático, donde muchas veces el cuento es contado por grupos específicos, y se cancelan así,  otras posibilidades y rumbos del pasado que obviamente podrían afectar las decisiones para el futuro. Un caso reciente de esta desmemoria histórica provocada, es la mutilación que sufrirán  los libros de texto de secundaria, donde se pretende que la historia comience a ser contada a partir de los sucesos de siglo quince. Todo lo acontecido antes de Colón, no tiene sentido para los actuales responsables de preservar e inculcar nuestro legado histórico.
 
La comprensión de la memoria aún esta en pañales. Fisiológicamente sabemos que existen tres tipos de memoria. La memoria inmediata, la memoria a largo plazo y la memoria de habilidades. Cada una alojada en partes específicas dentro del intrincado aglomerado de células que es nuestro cerebro. Sin embargo no sabemos nada del porque ciertos eventos los grabamos tan profundamente en nuestra memoria, mientras otras más se borran casi de inmediato, ni hemos descubierto como es que el cerebro distingue aquellos impulsos que deben ser considerados dignos de permanecer en el tinglado de neuronas, ni porque algunas veces estos hilos conductores del recuerdo fallan brutalmente, como en el caso del Alzheimer.
 
Bien dicen que recordar es volver a vivir. Ya que la memoria está vinculada con los procesos de regulación del cuerpo. Mientras los recuerdos se borran, los lazos entre las neuronas se rompen o se debilitan, entonces la capacidad del cerebro se ve disminuida y los pacientes se olvidan de su historia, de sí mismos y por último se olvidan de las funciones más simples para la vida como comer, respirar o latir.
 
Si bien en el ámbito fisiológico la comprensión de la memoria es compleja y en lo social puede servir como control colectivo o de dominación, en un plano individual, la memoria nos hace únicos. Nadie más tiene mis recuerdos, ya que nadie más a estado en mis zapatos viviendo mi vida.
 
Esta unicidad que nos otorga la memoria, esta formada por mis recuerdos y por los recuerdos que las demás personas tienen de mí. La memoria es entonces un flujo bidireccional en el que al mismo tiempo que yo me estoy formando los trazados neuronales para recordar, estoy siendo participe del mismo proceso en alguien más. Sin embargo ambos recuerdos serán tan diferentes entre sí como dos continentes, ya que son la interpretación intima y personal de la realidad.
 
Este soy yo,  me recuerda mi agenda electrónica mientras busco mi propio número de teléfono para dárselo a un amigo. Gracias a la tecnología cada vez intento aprenderme menos cosas de memoria, y la frase: este soy yo, se hace presente más rutinariamente.  El único consuelo es que cuando por fin ya no logré recordar nada, todos los días podré conocer a gente nueva.
 
 
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[Sugerencias Bibliográficas]
• La visión de los vencidos
Miguel León Portilla
Promo Libro
ISBN 8449203562
 
• Serie Memoria del Fuego
Eduardo Galeano
Siglo XXI editores
ISBN Varios
 
[Sugerencias Musicales]
• El Álbum
Los Aterciopelados
BMG Latin
 
[Sugerencias Cinematográficas]
• Memento
de Chistopher Nolan
con Guy Pearce, Carrie-Ann Moss y Joe Pantoliano
Columbia TriStar Home Entertainment
 
• Memorias de Antonia
de Marleen Gorris
con Willeke van Ammelrooy

Transeuropa Video Entertainment


lunes, julio 12, 2004

[columna 03] Jalan más dos implantes que dos carretas.

¿Qué le ves si está toda operada? Me preguntó alguna vez una amiga celosa mientras yo solazaba mi mirada con aquellas curvas creadas por la mano de un cirujano experto. La respuesta a la pregunta era obvia.

De acuerdo a la American Society for Aesthetic Plastic Surgery, la liposucción y el aumento del busto fueron las dos opciones quirúrgicas que más mujeres llevaron acabo en Estados Unidos durante 2003. Cada vez son más y a menor edad las mujeres que recurren al quirófano para embellecer todo aquello que la naturaleza acomodó de manera azarosa.

La belleza tiene precio, o como diría una amiga, "el ejercicio es la cirugía plástica de los pobres" y vaya que tiene razón. Sin haber pisado un gimnasio, mi amiga tiene todas las curvas y los pliegues adecuados para que cualquier hombre voltee a verla. El único esfuerzo fue a la hora de pagar la cuenta.

En México, al menos, la cirugía plástica estética sigue siendo terreno casi ciento por ciento abarcado por las mujeres. El machismo, la idiosincrasia y el temor de encontrar algún vestigio de homosexualidad en el super yo, han alejado a los hombres de esta práctica que hace que muchas mujeres adquieran mayor confianza y seguridad en sí mismas. Sin embargo el número de hombres que soportaron el corte del bisturí, a cambio de un aspecto varonil y seductor, es cada vez mayor.

La cirugía plástica estética ha batallado para ocupar un lugar respetable dentro de los anales de la ciencia médica. El término "plástica" ha ocasionado que se le asocie a lo banal y a lo desechable, dándole un toque marcado por la falsedad o al menos la suplantación de lo verdadero y natural. Sin embargo este término proviene del vocablo griego plastikos cuya traducción sería moldear o dar forma. Así que la cirugía plástica estaría más cercana a la escultura que a la asociación de silicona que solemos colgarle.

La búsqueda de la belleza siempre ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad. Así que porqué no llevar esta búsqueda a los terrenos más mundanos o más etéreos, según la propia concepción del cuerpo, y ponerla a funcionar en pos del ego, la seguridad, la atracción y por supuesto del sexo.

La industria del sexo ha sacado provecho de esta búsqueda siendo pionera en la extensión y variedad de estas operaciones. Sobre todo cuando la fortuna personal proviene de la firmeza de las carnes, entonces la cirugía plástica se vuelve una inversión con la cual alargar la vida profesional. Labios, nalgas, bustos, penes, costillas, ojos, cuello, panzas, vaginas, piernas, narices y casi todo lo que la piel cubre es susceptible de ser operado estéticamente. Las mujeres inalcanzables del cine porno, son sueños húmedos de colágeno en las mentes de muchos de nosotros hombres en edad de merecer.

Al igual que la industria porno, la ciencia también ha sido participe de este encanto financiero por mantener la firmeza y las tallas "al busto" del cliente. Diferentes compañías han invertido millones de dólares en desarrollar técnicas quirúrgicas e implantes de alta tecnología para que el moldeado del cuerpo sea cada vez más natural y perfecto. Implantes de gel de silicón, implantes salinos, implantes de polipropileno, inyecciones de la toxina Botulinum A mejor conocida como Botox®, la liposucción asistida por ultrasonido, inyecciones de colágeno, dermoabrasiones y demás, prometen el encuentro con la belleza instantánea una vez pasado el dolor del corte o de la aguja. Incluso ya se habla de realizar transplantes faciales completos en un futuro no muy lejano, terrenos donde la realidad se parece cada vez más a las películas.

Dentro de estos avances científicos, la biotecnología y la genética no tardarán en ofrecer al mundo soluciones que nos alteren los genes de tamaños y volúmenes como resultado de sus sendas investigaciones. Esta idea salida de la ciencia-ficción ofrece una nueva versión de la fuente de la eterna juventud, donde el genoma humano será la pieza clave para mantenernos delgados, con la nariz respingada y sin arrugas por toda nuestra vida.

¿Qué le ves si está toda operada? Alguien me preguntó alguna vez, mientras yo recordaba las Barbies de mis hermanas y mis primas. En aquel entonces el plástico se sentía artificial y no me devolvía el saludo con una amplia y bella sonrisa.

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[Sugerencias Bibliográficas]
• Historia del pecho
Marilyn Yalom
Tusquets Editores S.A.
ISBN 8483105616

• Mi teta izquierda
Ana Blesa
Nuevo extremo
ISBN 950968161X

[Sugerencias Musicales]
• Las despechadas
Darío Gómez
RCA Intl.

• Tómala
Los Tetas
Universal Latino

[Sugerencias Cinematográficas]
• Contra cara (Face/Off)
de John Woo
con John Travolta y Nicolas Cage
Paramount Studio

viernes, julio 09, 2004

[columna 02] La polaca mexicana o esta bola de curules.

Ayer jueves 8 de julio, dos de los partidos políticos mexicanos dieron a conocer los sueldos que reciben sus dirigentes, pagados de la mochada presupuestal que reciben gracias a que muchos mexicanos responsables pagamos nuestros impuestos.

Estos buenos para nada, tienen sueldos que van de los 37,000 a los 105,000 pesos mensuales. El salario mínimo es de 16,286.40 pesos al año, o su equivalente mensual de 1,357.20 pesos.

Esta simple reflexión numérica, ya no digamos social ni histórica, hace que me avergüence de pertenecer a un sistema político, supuestamente democrático, al cual los ciudadanos le hemos dejado hacer y deshacer y cuyo único interés es velar por los beneficios personales, por los patrimonios privados, y por intereses económicos oscuros con una total impunidad.

Los políticos se han ganado el descrédito a pulso. Las instituciones políticas son semillero de una runfla de haraganes vividores del presupuesto y no conformes, se vuelven forjadores de fortunas a costa del bienestar de la sociedad mexicana.

Yo me pregunto que pasaría si cada vez que me pidieran resultados en el lugar donde trabajo, en vez de mostrar avances, proyectos desarrollados y mediciones de mejoría o análisis, solo me limitara a decir que debido a que otros departamentos no se unen a mis objetivos y a que las condiciones en las cuales se ha desarrollado el trabajo son difíciles, no he podido avanzar ni concretar ninguno de los proyectos que presente al inicio de año, pero que mi voluntad esta en que la empresa llegue a beneficiar a todas las empleadas y empleados que en ella laboran.

La democracia no empieza ni termina con el voto un día de elecciones. La etimología de la palabra democracia proviene de los vocablos griegos demos o pueblo y kratos o autoridad, por tanto la democracia no es más que la autoridad del pueblo para tener injerencia en las decisiones de Estado. El presidente, los gobernadores, los diputados y demás curules, son nuestros empleados y representantes, por tanto deberíamos supervisarlos como tales.

Hay quienes gritan y se enojan con meseros, secretarias o subordinados cuando el servicio o el trabajo está mal hecho, del mismo modo deberíamos gritar y manotear cuando la incapacidad o inutilidad de quienes están en el gobierno retrace el avance social de México.

Durante mucho tiempo las cosas han funcionado en este país del revés. La clase política toma los rumbos que de acuerdo a su juicio y conveniencia ellos deciden. ¿Quien de nosotros decidió crear una inmensa deuda externa?, ¿quién de nosotros decidió el rescate carretero?, ¿quién de nosotros decidió el rescate bancario?. ¿Quién de nosotros ha sido consultado cuando los políticos aprueban sus aumentos saláriales o sus prestaciones?

Hasta donde sé, ninguno de nosotros ha sido consultado más que por medio de un plebiscito para construir un segundo piso sobre viaducto y periférico. Sin embargo todos los que vivimos en este país estamos pagando los costos sociales y económicos de todas y cada una de esas decisiones.

Me pregunto yo si podré llegar al área de recursos humanos y decir que yo solo me he aprobado un aumento de sueldo y que a partir de hoy voy a ganar 105,000 pesos mensuales.

La clase política aunque jumenta y culpable, no es del todo responsable. También lo somos los otros millones de mexicanos que creemos las palabras vacías en discursos de toma de posesión o que nos dejamos convencer por cifras maquilladas de pobreza o desempleo. También somos culpables por sentir que debemos pleitesías al poder, cuando en realidad el poder debería servir al pueblo.

Nosotros deberíamos ser los dueños de las mansiones en las lomas o los dueños de terrenos inmensos en punta diamante. Nosotros somos los que deberíamos tener sueldos millonarios y no esas pandillas de atracadores del erario que solo sirven para desangrar los presupuestos que podrían dedicarse a combatir la pobreza con trabajo y educación, o a crear la infraestructura que este país necesita para incluir a otros tantos mexicanos olvidados de la representación política. La cara se me cae de vergüenza.

Generalmente escribo para pitorrearme de las cosas más banales que voy encontrando por mi vida. En esta ocasión y con toda la mala leche del hartazgo, decidí hacer a un lado la columna 02 que ya había escrito y la reemplace por esta otra que me parece más urgente o necesaria. No porque mis reflexiones vayan a cambiar algo, querido lector o lectora, sino simplemente porque quiero sumar mi voz a otras muchas voces, que se empiezan a oír como un ruido de fondo que va creciendo.

Así imagino yo que comienzan las revoluciones.


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[Sugerencias Bibliográficas]
• Instrucciones para vivir en México
Jorge Ibargüengoitia
Editorial Joaquín Mortiz SA de CV
ISBN 9682704057

•Los presidentes
Julio Scherer García
Editorial Grijalbo SA de CV
ISBN 9684196245

[Sugerencias Musicales]
• Gimme tha power
Molotov
Universal Latino

[Sugerencias Cinematográficas]
• Todo el poder
de Fernando Sariñana
con Demian Bichir
Fox Home Entertainment

martes, julio 06, 2004

[columna 01] Ojos que no ven o este corazón tan miope.

Todas las mañanas cuando despierto, lo primero que hago es buscar mis anteojos. Siempre los busco en el mismo lugar, siempre con la precisión metódica de saber que si los lentes no fueron colocados ahí la noche anterior, en la mañana perderé tiempo valioso en buscar algo parecido a unos lentes con la única ayuda del tacto. ¿Alguna vez han intentado buscar algo perdido con los ojos cerrados?

Veo mal desde que tengo 6 años y uso lentes desde los 7. La imagen mental que yo tengo de mi siempre viene acompañada de mis lentes. Cuando me sueño, es con anteojos, y he tenido pesadillas donde perder mis ojos postizos ha sido el hilo de terror que condujo mi sueño hasta sumirme en una miopía onírica insoportable.

A ojo de buen cubero los problemas de la vista son la más común de las discapacidades, si uno voltea alrededor es casi imposible que no haya alguien portando esos armazones con micas de policarbonato de fondo de botella, o su equivalente de metacrilato dentro del ojo en forma de lentes de contacto.

Sin embargo, si cualquiera de nosotros busca la lista de las discapacidades más comunes, encontrará que las relacionadas con la vista aparecen relegadas hasta el octavo o noveno lugar, ya que solo se considera discapacidad cuando uno ha perdido mas del 90% de la visión, así que todos aquellos que usamos lentes de fondo de botella pero que aún vemos no somos cuantificados más que en el “ya casi estas ciego, pero todavía ves”.

Mi ego se siente relegado. Y no porque quiera yo ser considerado discapacitado o, en lenguaje políticamente correcto, una persona con capacidades especiales, sino simplemente porque desde los 7 años he tenido que soportar motes, apodos y referencias al uso de estos adminículos para ver, que considero una rotunda gandalles que ni siquiera se me considere como parte de una estadística.

Cuatrojos, cegato, cuatro lámparas, ojos de botella, topo, ciego, ojos de lupa y frases como: “!Chale, con tus lentes veo el futuro¡”, “un poco más y usas perros de contacto”, “¿no te mareas?”, o la muy inocente “¿ y sí ves bien?”, son solo algunos de los improperios que los que usamos lentes tenemos que oír más de una vez en la vida.

Siempre he pensado que de quererlo, tendría derecho a estacionarme en los lugares reservados para discapacitados. Total si me quito los anteojos, aunque veo manchas de luz, créanme que soy completamente nulo para navegar en este mundo. Nunca lo he hecho, ya que solo imaginarme la discusión bizantina entre los “polis” y yo, tratándoles de explicar que mi miopía y astigmatismo deberían ser considerados y que por lo tanto, el que no me dejen estacionarme en esos lugares representa un cierto grado de discriminación, me resulta completamente obsceno. Como si usar lentes fuera distinto a usar muletas o sillas de ruedas.

Muchas veces también me han preguntado si acaso no pienso en operarme, a lo cual mi respuesta siempre es: “primero estoy ahorrando para la operación de cerebro”, acto seguido siempre tengo que dar explicaciones sobre mi propia percepción, que si los lentes me favorecen porque me tapan un poco la cara, que sin lentes me siento como desnudo, y una sarta mas de explicaciones inútiles y malogradas, ya que nunca he podido argumentar en un cien por ciento la simbiosis existente entre mis lentes y yo.

Créanlo o no, los lentes ya son una extensión obligada de mi cuerpo, son una percepción sensorial constante, son realmente como un brazo, o como una parte más que conforma mis ojos. Y como tales, sufro cuando ya no pueden cumplir con su labor de hacerme ver claro este mundo.

Mis anteojos han estado siempre en los momentos fundamentales de mi vida. Cuando acabé la escuela se graduaron conmigo, se apersonaron en los primeros besos que dí, de los cuales nunca salieron bien librados ya que siempre quedaron embarrados con una marca de mejilla. Se han empañado con el calor generado por algún otro cuerpo junto al mío. Cuando corriendo bajo la lluvia de la mano de alguna mujer, se derritieron con el agua al igual que mi corazón. Incluso cuando alguna chica intento arrebatármelos pensando que así sería más cómodo para mi el acurrucarme a su lado, se defendieron con estoicismo hasta volver a su lugar por encima de mis orejas.

Soy un cuatrolámparas empedernido, y aunque el rayo láser y las técnicas quirúrgicas estén sustentadas en tecnologías de la era espacial, mis lentes y yo, aún no vemos el día en que habremos de separarnos, ese día mis anteojos se llevaran los recuerdos más borrosos mientras yo me hago de la vista gorda.•

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[Sugerencias Bibliográficas]
• La Novela del Adolescente Miope
Mircea Eliade
Monte Avila Editores Latinoamericana
ISBN 9800109099

• Ensayo sobre la ceguera
José Saramago
Alfaguara
ISBN 9681908716

[Sugerencias Musicales]
• Amor Ciego
Gilberto Santa Rosa

lunes, julio 05, 2004

[Columna 00]La marcha bien o Soy totalmente autoacarreado.

totalmente acarreado
En México existe la cultura de la marcha, en lo personal he asistido a muchas manifestaciones para protestar o reclamar por causas diversas desde que tenía diez años. Así que mi experiencia marchística es, si no amplia, podría decir que considerable.

Estuve en manifestaciones del partido socialista unificado de México, en la marcha estudiantil de las antorchas en noviembre del 86 y algunas otras marchas del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), en las marchas después del fraude en el 1988, en la manifestación involuntaria que se formó en el zócalo cuando Salinas dio su primer grito de Independencia reclamándole el fraude electoral, en marchas de huelgas estudiantiles cuando estudiaba en la UAM, en la megamarcha zapatista del zócalo, en marchas contra la guerra en Irak y Kuwait, en fin, tengo una buena distancia recorrida entre marchas y sus reclamos como mitote de las sociedades que se manifiestan, así dicho como si fuera título de tesis.

Con este background llegué el domingo 27 de Junio a marchar contra la violencia y la impunidad en una expresión de mi voluntad cívica. Así que vestido con lo único blanco que encontré en mi guardarropa me uní a dos amigas que también hicieron eco a este llamado ciudadano.

Sin embargo, cuando llegamos a algunas cuadras del Ángel de la Independencia, comencé a notar que esta marcha no era como ninguna a la cual yo hubiera asistido anteriormente. Lo primero que me saltó a la vista, fueron unas playeras de marca con su perfecto estampado de “SI A LA PENA DE MUERTE” y un logotipo muy mono de una calaverita. En ese momento externé mi inconformidad y en mi eterna desconfianza hacia los medios y hacia los gobiernos, pensé que esa sería la nota amarillista del día, “Miles de personas marchan exigiendo a las autoridades la instauración de la pena de muerte“ en ese momento juro que me hubiera gustado irme de ahí.

Me concentré un poco e hice un esfuerzo por ser tolerante hacia la intolerancia y seguimos avanzando entre la gente que orgullosa portaba el castigo de muerte en su pecho o en pancartas y junto con mis amigas nos incorporamos al contingente, mientras la sensación de que estar en desacuerdo con esas playeras y con esas pancartas me hacía necesariamente quedarme, como si mi voz dentro de una voz más grande y plural pudiera manifestarse también contra la ley del ojo por ojo, la cual me parece una medida caduca y generadora de más violencia.

Una vez ya dentro otras cosas me parecieron diferentes. Generalmente cualquier manifestación pública causa revuelo, no porque la gente del campo se manifieste, no porque estén los maestros exigiendo aumentos salariales, no porque vengan los de Atenco a exigir x o y con golpes de machete, sino porque la gente de automóvil se verá bloqueada por horas para llegar a sus casas o a sus trabajos. Las marchas se han convertido en un estorbo con el que hay que lidiar. Así que lo segundo que llamó mi atención fue esta cantidad enorme de gente bonita cuya virginidad marchistica era vulnerada por primera vez y que por primera vez estas personas sintieran que una marcha sirve para decir algo y no solo como un estorbo al cual sortear para llegar a ver la tele por cable después de un día arduo de trabajo.

Nunca había visto yo a señoras de peinado de copete coreando consignas y al mismo tiempo hablando de las vacaciones de sus hijos en el extranjero, a marchistas pendientes de sus celulares, ni tanta ropa fashion junta en una demostración pública que no fuera un concierto en el auditorio.

Quedé totalmente extasiado. Por un momento me pareció ver una conciencia más grande que por fin había logrado permear a la sociedad civil fuera de clases e ideologías. Desperté rápidamente cuando a mi llegó perdido como balazo el comentario que alguien soltó al aire: “si que los maten a todos y también a los del PRD”. Las ideologías y las clases aún se interponen en el camino.

Aún así, un poco desilusionado, marchamos mis amigas y yo hasta la torre latino, ahí nos separamos por 42 pisos del contingente y vimos la masa blanca contra la violencia avanzando a paso firme contra el zócalo de la ciudad. Ahí arriba se escuchaban los gritos de “México, México, México…” y el matiz de esa mancha de gente, retomaba su unicidad contra la intolerancia, la violencia y la impunidad.

Ya mucho se ha hablado sobre este reclamo masivo, de todo lo dicho muy poco ha salido de la boca de nuestros gobernantes y representantes. El gobierno federal, los gobiernos locales y los partidos políticos han brillado por su incapacidad de comprender lo que la ciudadanía ha reclamado, ojalá se hubiera vuelto a corear en la marcha la vieja consigna sesentayochera de “la imaginación al poder”, y con ella invocar el pensamiento crítico y alterno para solucionar los problemas que México enfrenta.

En fin, después de todo el revuelo mediático de declaraciones que la marcha ha ocasionado, sigue la pregunta obligada, ¿y ahora que?

La pregunta por si sola me emociona, ojalá ahora sí, todos esos marchantes primerizos y añejos nos hayamos percatado de las múltiples realidades del país y que estemos pensando en soluciones incluyentes y de fondo. Que la sociedad civil haya dado un paso adelante en su ingerencia sobre el rumbo de México y que su manifestación por ser social se convierta, por definición, en la participación política que lleve los cambios reales y las esperanzas comunes a gobernar. Insisto, la imaginación al poder.

¿Y ahora que? La misma pregunta me preocupa demasiado. Ojalá que esta marcha no se convierta en bandera del raiting televisivo y en la noticia de moda, y que si ponga a rodar los engranes que pueden hacer cambiar a este país y no solo a los resortes del oportunismo. Que la marcha no sea una respuesta únicamente a los secuestros en Perisur o a los robos de camionetas, y si contra la violencia mas cruel como lo es el hambre, la pobreza, el desempleo, la corrupción, la impunidad y la profunda desigualdad social. Que los pasos dados lleguen a ser escuchados por la polaca sorda y por los intereses económicos, y que los mismos pasos alcancen para que TODOS los mexicanos lleguemos. Que los marchantes ahora cuando vean la tele y observen a los campesinos, a los obreros o a los indígenas tomando las calles, también los consideren parte de la “sociedad civil”, para que sus reclamos también salgan en horarios Premium de televisión y sus peticiones sean analizadas por la clase intelectual autodenominada pensante. Que la “sociedad civil” no se crea únicamente representada por la alta sociedad. Que la pena de muerte no se imponga, porque significaría un retroceso mayúsculo en todo lo avanzado. Que la marcha no quede únicamente en la anécdota dominguera para contarla en borracheras.

“Soy totalmente autoacarreado” gritaba una pancarta desde el anonimato de la marcha, y me quedo pensando si acaso vendré vestido lo suficientemente de blanco como para que mi voz sea escuchada. •


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[Sugerencias Musicales]
• La Marcha de Zacatecas
Genaro Codina Fernandez

• When the saint's go marchin' in
Louis "Satchmo" Armstrong

[Sugerencias Escénica]
• Las viejas vienen marchando
Teatro Manolo Fábregas

• Los Miserables
Centro Cultural Telmex 1